¿Sabes qué es la asertividad?
Asertividad que proviene del latín, asserere o assertum, significa “afirmar o defender”. Es una comunicación que surge de nuestra autoestima. Así, un comportamiento pasivo o agresivo se estima que es falta de asertividad.
El psiquiatra Joseph Wolpe fue el primero en introducir el término en “Psicoterapia por Inhibición Recíproca”, publicado en 1958. Expuso la relación entre asertividad y ansiedad, siendo el comportamiento asertivo un inhibidor de la respuesta de ansiedad.
La asertividad hace referencia a la afirmación de nuestra personalidad, muestra la confianza en nosotros mismos y la realización de la comunicación efectiva y segura. El mensaje que envía una persona asertiva es “esto es lo que yo pienso o siento”; “así es como veo la situación respeto a tus opiniones y sentimientos”. Por ello, la asertividad se asienta en el respeto a uno mismo, partiendo de esta base construimos el respeto hacia los demás.
Desde un enfoque humanista, la asertividad es una variable que forma parte del desarrollo de la autorrealización. La comunicación asertiva nos ayuda en cada ámbito de nuestra vida, ya que al operar de esta forma mantendrá adecuadamente nuestras prioridades y objetivos favoreciendo la autorrealización. Pero, hay que conocer cuándo es el momento adecuado para expresar las opiniones y los sentimientos y cuáles son las consecuencias que pueden producir.
La asertividad se asienta en el respeto hacia uno mismo y hacia los demás.
La asertividad y las habilidades sociales son conceptos interrelacionados. Muestra de ello es que cuando esta clase de persona tiene mayor capacidad para enfrentarse a situaciones socialmente complejas, disminuye la ansiedad social y alarga la duración de las conversaciones. Así, una persona asertiva suele tener más herramientas para desenvolverse en las relaciones sociales, está satisfecha con su vida social y mantiene un alto grado de confianza para cambiar cuando lo considera necesario.
Una expresión asertiva minimiza interpretaciones erróneas en la comunicación, pues se expresa de forma clara, directa y no manipulativa. Pero, esto no significa que la otra persona vaya a estar de acuerdo o le guste lo expresado. Mantener un comportamiento asertivo no evita conflictos interpersonales, es muy posible que exista un cierto grado de confrontación.
Una persona asertiva sabe escuchar y responder a los demás sin olvidar sus propios principios e intereses. Manifiesta abiertamente sus emociones. Rechaza o acepta a sus amigos y pareja de forma considerada, pero firme.
Se puede dar el caso de que una persona asertiva cuando hace valer sus opiniones se le considere insensible o mantenga un grado de agresividad, pero la agresividad es un rasgo de la personalidad que se manifiesta con el fin de defender derechos y, para ello, violan los derechos de otros, faltan al respeto y hieren la sensibilidad de otras personas. Esto dista mucho de mantener unos rasgos asertivos. Por ello, una comunicación asertiva conlleva respetar los derechos propios y los ajenos, aceptar y respetar a los demás, aunque mantengamos una firme convicción de que nuestras opiniones, creencias, pensamientos y sentimientos son tan válidas como las de los demás.
Las personas asertivas mantienen un autoconcepto sano y poseen autocontrol sobre sí mismas y sobre sus comportamientos. Por ello, saben decir “no” y establecer límites con los demás, sin la necesidad de recurrir a la agresividad o mostrar comportamientos pasivos.
Una persona asertiva sabe decir NO.
Existe consenso entre la mayoría de los autores (Salter, Wolpe, Lazarus, Alberti, Emmons, etc.) en definir que los elementos que se vinculan con una comunicación asertiva son:
- Expresar los sentimientos positivos y negativos: comunicar de forma clara, directa y apropiada lo que se siente.
- Decir “no”: saber decir “no” cuando algo no estamos dispuestos a hacerlo o no toleramos, porque no comulga con nuestros principios. Es una expresión inequívoca de nuestro punto de vista para mantener una posición.
- Defender los derechos y necesidades propias.
- Respetar la postura del otro, al igual que sus derechos y necesidades.
- Ser claro, conciso y correcto cuando se expresa un problema o una situación que no nos gusta.
- Realizar una petición.
- Pedir favores y ayuda. Y ofrecerlos también.
- Dar y recibir cumplidos.
- Resistir presiones.
- Cambiar de opinión.
Como cualquier otra habilidad humana, la asertividad se puede aprender. Aunque, también se puede dar el caso de personas que no cuentan con los conocimientos para actuar en una determinada situación o simplemente que nunca lo han aprendido. Estos motivos pueden ser consecuencia de:
- Haber sido castigado cada vez que manifestaba una conducta asertiva.
- Falta de refuerzo ante este tipo de conducta y haberlos obtenido ante comportamientos no asertivos. Por ejemplo: recriminar cuando expone lo que piensa y va en contra de la opinión popular y elogiar cuando asume y calla obedientemente las opiniones ajenas, interpretándose como de buena educación.
- No saber discriminar las situaciones lo que dificulta realizar una respuesta adecuada.
Así, llegamos a lo que definimos como los derechos asertivos:
1. Defender mi dignidad y exigir respeto.
2. Expresar mis opiniones, deseos, emociones y creencias.
3. Decidir sobre mis metas, mi tiempo y mis prioridades.
4. Permitirme fallar, fracasar y tener éxito. Así como, responsabilizarme de mis resultados.
5. Cambiar de opinión.
6. Negarme a aquello que no me gusta y no sentirme culpable.
7. No dar excusas de mis acciones siempre que no viole los derechos de los demás.
8. Mantener mi privacidad y no sentirme culpable, aunque los demás deseen mi compañía.
9. Pedir y reclamar información, ser escuchado, protestar, aclarar problemas y ser tomado en cuenta.
10. Mantener mi autonomía y ser independiente.